Faltan 5 minutos para salir al auditorio, y recuerdas que hace 2 años tocaste como solista la misma obra, la misma obra que a los 10 minutos, y de forma inexplicable se convirtió en una pieza extraña sobre la que tus dedos no tienen control, ¿qué sientes?(Viñeta de Leandro Martínez)
El problema de cómo afrontar una salida a escena va más allá de tomar un Beta-bloqueante o una Benzodiacepina, provoca una reacción primaria en nuestro sistema nervioso, tan primaria que era extremadamente útil en tiempos en los que viviendo en cuevas, era fundamental tener reflejos para que un tigre de dientes de sable o un mamut en estampida no acabase con tu vida, pero ahora esa fiera no es un peligro real, es un miedo que surge ante la escena y lo que ella representa para el artista que se expone a interpretar una obra, otra cosa diferente sería el tema de los críticos musicales y sus afilados colmillos (es broma...).
Ahora podemos plantearnos unas preguntas:
¿Qué?: los síntomas y signos que aparecen con este miedo.
¿Cómo?: ese miedo puede medirse, la ansiedad asociada puede cuantificarse.
¿Dónde?: ante la escena, evidente.
¿Por qué?: difícil responder rápido, pero se produce una activación de sistemas de nuestro organismo que nos preparan para salir corriendo, no para permitirnos relajar y expresar el arte.
Sólo el entrar en una sala de conciertos o auditorio es causa de estrés para mucha gente... aunque no toquen llegan realmente a sufrir por el artista, y si se equivoca, la frecuencia cardiaca de este empático espectador se dispara.
Las reacciones y pensamientos que se provocan ante esta situación nos condicionan futuras interpretaciones:
-Nos evaluamos negativamente a nosotros mismos, a lo que vamos a hacer, pensamos que nos van a empezar a sudar las manos, a temblar los dedos, la voz, que no vamos a saber asumir esa responsabilidad y que mejor anular en el último momento el concierto por enfermedad (súbita y gravemente incapacitante para la interpretación, claro).
La ansiedad es una gran enemiga que nos provoca y hace asimilar el entorno como amenazante, el prestar atención a los factores negativos de la situación sobre los positivos -aunque estos últimos sean descaradamente superiores-, nos hace recordar lo negativo que asociamos a esa situación.
Es muy interesante la lectura de Hans Selye por sus teorías y definición del estrés, hipotálamo, hipófisis y suprarrenales hacen de las suyas y nos provocan un reacción fisiológica bastante desagradable. La reacción adrenérgica provocada muestra signos y síntomas que todos hemos conocido: taquicardia, sequedad de boca, mayor tensión y aumento del tono muscular, ligero temblor en movimientos finos, sudoración, poliuria (orinamos muchas veces y poco), frialdad de extremidades pese a estar en ambiente cálido...
En la próxima entrada continuaré con este tema, espero que sea de vuestro interés...
